miércoles, 11 de abril de 2012

Aparición Extraordinaria del MAESTRO JESUS - MENSAJE MAR/2012


Aparición Extraordinaria del Maestro Jesús – 13 de Marzo de 2012 | CENTRO DE CURA, CASA REDENCIÓN, SALTO, URUGUAY. 10.00H.


Luego de la vigilia de la madrugada, pedida por la Madre Divina, todo el monasterio se dirigió a la Sala de Asistencia para la Ceremonia de Comunión y la Consagración de algunos hermanos que daban un paso más.
El cielo estaba cubierto y amenazaba una gran tormenta. En ese momento comenzó a llover copiosamente y los cielos se hacían sentir a través de los truenos y los relámpagos.
Al comienzo se hizo una alegre sintonía, con cánticos a la Madre Divina, para luego invocar a los ángeles y arcángeles y después orar el Padre Nuestro en arameo. En un momento se comenzó a percibir una energía muy fuerte que envolvía a todo el grupo.
Momentos más tarde se anunció la presencia del Maestro Jesús, quien pidió que se colocara la comunión en el piso. Madre Shimani repitió las palabras que el Maestro dijo en la última cena y luego comenzó la transmisión de Su mensaje. Él vino acompañado por dos seres femeninos, uno de los cuales se manifestaba como una monja y otro con la apariencia de una mujer joven y hermosa de la época cristiana, hace dos mil años.


Fray Elías: Cristo dice:


"Yo estoy aquí, entre ustedes, para darles la luz de Mi Padre.
Hoy vengo a confirmar la presencia de Mi Madre sobre ustedes para que puedan seguir el camino hacia los Cielos, Cielos que prometí desde los tiempos antiguos y que la humanidad ha olvidado.
Hoy vengo a derramar la Gracia de la Misericordia, porque ustedes, como tantas otras almas, necesitan de Mi fuerza y de Mi amor para poder proseguir.
Hoy derramo el rayo de Mi Paz sobre el mundo del mismo modo que lo hace Mi Madre, para que vean que todo es Uno y ese Uno viene de Dios, lugar al que
siempre deben retornar traspasando los Cielos y la armonía de los Hermanos Mayores.



Hoy Mi legado está representado por Mi Misericordia, y Mi Justicia está cerca para los que me creen y para los que no me creen.
Hoy estoy aquí con Faustina y María Magdalena, para que vean que es posible la redención del alma y la redención de los cuerpos.
No quiero ver más a los corazones sometidos a su propio dolor; cada uno debe entregar lo que Yo le he entregado, sin querer tener en ello mérito alguno. Todo debe hacerse por amor al Padre, esa es la enseñanza de hoy. Los tiempos vendrán para convertir los corazones y ustedes en alianza Conmigo, me podrán ayudar.
Sé que cada uno está en un momento distinto, no solo los que están dentro de esta sala, sino las almas en el mundo. Algunos beben de Mi Fuente, otros aún tienen sed porque me buscan en lugares en los que no me corresponde estar con Mi Luz y con Mi Paz. Deben saber que la única meta de sus vidas es dirigirse hacia los Cielos, y si mantienen este principio en sus corazones, Yo podré decir que una parte de Mi Plan está cumplido.


Hoy los Cielos truenan por Mi Presencia, es la llama de Mi Amor que desciende para borrar el dolor. No quieran perder más tiempo sin Mí, es necesario que me vivan con verdad.


Hoy estoy aquí, no por un mérito vuestro, sino por una emergencia en los corazones; aún Mi Corazón derrama Gracias, pero también derramará Justicia.
Cada oveja ha sido llamada a Mi rebaño; algunas aún demoran en llegar hasta Mí. Por eso, en esta comunión Conmigo, podrán encontrar Mi resguardo y Mi
Corazón en sus almas.


Que nadie pierda el tiempo en sumergirse en sí mismo, es hora de activar el fuego interior, que les permitirá ser como Mi espada para que corte el mal; aquí no estoy hablando de vencer, sino de amar al enemigo, para que la redención se manifieste en aquellos que la buscan.
Mucho fue confiado a vuestras consciencias; Mi Padre ha sido un océano de Gracias a lo largo de estos años, Gracias en el aprender y Gracias en el
enseñar.


Ahora es momento de afirmarse como lo hacen Mis pies y de caminar descalzos hacia el sacrificio. Cada uno sabe lo que debe darme.
Yo solo les pido estar Conmigo en oración para que siempre puedan ver Mi propósito, que es desconocido para los corazones que están ciegos. Hoy vengo a traerles Mi Luz Celestial, la Luz de Mi Reino, Luz para el mundo, Luz para las almas.
Muchos están siendo desterrados del lugar que han construido; allí no existe Mi morada, por eso la luz quiebra ese lugar, para que Yo pueda encontrar regocijo en donde aún todo está vacío. No teman abandonar los lamentos, es hora de amar con el corazón y de ver en el prójimo Mi Rostro, Mi Rostro de Luz, Mi llamado, Mi necesidad. Eso podrá ser la fortaleza para estos tiempos, porque donde Yo me encuentre, en cada corazón y en cada esencia, nada acontecerá.


Beban de Mi Fuente inagotable, renueven la devoción hacia Mi Corazón para que Yo pueda contar con ustedes y para que cada uno, en este tiempo, viva su propia justicia delante de Mi Padre. Pero si llevan Mi Misericordia de verdad, verán convertirse a las almas, por el simple acto de amar. Quien ama protege, quien ama ampara, como lo hace Mi Corazón desde hace siglos.


Y cuando Nuestros Corazones se recojan, será el momento de fortalecer la alianza Conmigo y de encontrarme en lo profundo de sus seres, donde siempre
existe el verdadero amor, amor que aún no conocen y que deben primero imitarlo, para después poder vivirlo.


Sean compasivos con sus semejantes, para que siempre puedan ver el dolor del corazón, el que debe ser curado por Mi Paz. Los rebaños están siendo llamados, a lo largo y ancho del mundo a través de la Voz de Mi Madre. Antes de que el sol alumbre las penumbras cuando sea Mi Retorno, todos deben estar firmes, y en la compasión orar a Dios.


El Mundo está en su ciclo de definición, cada uno sabe lo que debe hacer y lo que debe donar con más urgencia para este tiempo. Estudien Conmigo
semanalmente el Evangelio, y vean en Mis palabras la señal para la transformación. Y antes de que el universo se revele en su totalidad al mundo,
Mi Presencia llegará abriendo el corazón de la galaxia para los que dicen que aún no ven.


Vean el esplendor de Mi Corazón y el de Mis Hermanos de las estrellas. Nuestro Padre actúa con amor hacia el mundo. Las almas, en su ignorancia, necesitan de cuidados para que se sientan en paz en sus cambios y mudanzas. Por eso, todo debe ser permeado por la fraternidad, porque cuando Yo los encuentre a ustedes y a Mis otros hijos en el mismo punto de amor y de oración, en verdad Yo estaré allí, aún en la gran penumbra de la noche, cuando todo esté opaco y Mi Luz sea la llama que los pueda guiar en el camino.


Los amo, los amo, los amo; esa es la fuerza de Mi Corazón, fuerza para su transformación. Los Cielos en la Tierra son benditos para este tiempo; acepten vivir la Gracia Sublime que viene en auxilio de todos, aún más para aquellos que nunca Me vieron ni sintieron a Mi Madre.


Ahora es la hora para todos, la hora de la reversión, la hora de la oportunidad para Mis ovejas. Contemplen Mi Rostro, a través de Mi imagen misericordiosa, con gratitud. Cada Adoración debe ser un nuevo atributo que convierta sus corazones y el de sus hermanos en un estado de oración y de paz. Cuando no tengan fuerzas para contemplarme, recuerden Mi sacrificio, el que hice por todos ustedes y lleven sus corazones hacia Mi Templo interior para que Yo los abrace fuertemente en Mi Paz.


Padre Universal
que Tu Consciencia de Amor
nutra los corazones.
Y que en el retorno de Tu Hijo
vivamos eternamente
la fraternidad.
Amén"


Fray Elías: Repitamos.
Todo el grupo ora algunas veces el primer párrafo, luego el segundo y finalmente toda la oración.
Fray Elías: Vamos a cantar “Jesús está aquí”, que fue lo que pidió.
Mientras el grupo monástico entona este cántico, se tomó la comunión y realizó la consagración de algunos hermanos con una energía especialmente alegre y fraterna.


Fin de la Aparición.


Relato de Fray Elías al final de la aparición:
Fray Elías: Creo que para todos fue un poco sorpresiva la venida del Maestro. En un momento de la sintonía aparecieron algunos claros de luz blanca sobre el cuadro del Cristo Misericordioso, al menos por tres veces. Pensé que podría ser la manifestación de una puerta dimensional; no entendí mucho al principio, hasta que a medida que se iba desarrollando el trabajo, la presencia de Él fue acercándose de forma muy delicada.
Era como si fuera paso por paso, de a poco. Él apareció como el Sagrado Corazón de Jesús.
Le preguntamos porque no todos lo podían ver, y Él preguntaba si acaso nosotros no sentíamos la presencia de Su Corazón, que eso era lo más importante de todo: sentir la presencia de Él.
En otro momento nos dijo que iba a mostrar la visión del infierno, del purgatorio y del Cielo. En ese momento, en la pared que está frente a nosotros se vio por unos momentos el infierno, el purgatorio y el Cielo. Él decía que si las consciencias no seguían las instrucciones de Su Madre, no iban a poder ser salvadas. Porque Ellos, como consciencias, estaban haciendo todo lo que estaba a Su alcance, todo lo que era permitido.
La visión del infierno era algo horroroso; había unas bestias que parecían perros caníbales, salvajes, desfigurados, que sometían con ladridos terribles a muchas consciencias que estaban allí. Eso era parte de lo que acontecía en ese lugar, pues sucedían muchas cosas más que eran muy confusas.
Luego se observaba que cuando Él entraba, parecía que ese fuego, que quemaba a las consciencias, se dispersaba por donde Él caminaba y todo quedaba inmóvil.
Parecía que se detenía por un momento ese infierno y ese sufrimiento, y los que estaban allí veían la luz.
Luego Él se retiraba de ese espacio y abría la visión del purgatorio. En ese lugar había muchas consciencias de varias eras y siglos, que parecía que seguían viviendo en su propia época, aunque todos estaban en el mismo espacio. Cuando veían al Maestro, clamaban con sus manos hacia arriba, clamaban pidiendo que el mundo, la humanidad encarnada, orara por ellos; ellos rogaban mucho para que los sacaran de ese lugar.
Había personas que estaban allí por eones de tiempo y que todavía no les había sido concedida la Gracia de poder salir de ese lugar.
No era un lugar donde se sufría mucho, era un lugar de lamentación; parecía que las consciencias se daban cuenta de lo que no habían podido hacer cuando estaban encarnadas y se lamentaban mucho. Había algunas consciencias que oraban todo el tiempo, pero parecía que su oración no alcanzaba, pues eran muchas consciencias, eran infinitas. Cuando veían al Maestro y clamaban, algunas eran sacadas de allí.
El Cielo era algo totalmente diferente, un lugar para quedarse. Había varios niveles;pude ver siete niveles que eran cada vez más sutiles. Él mostró uno que era un espacio celeste, abstracto, sin forma, en donde había una cruz; era la cruz que Él había cargado. Los maderos brillaban; la cruz estaba radiante y debajo había un cáliz. Por encima de esa cruz, en otro nivel, estaba el Padre, con ángeles y seres humanos, que no estaban encarnados, que estaban en constante adoración a esa cruz.
En el momento del mensaje en que Él mencionaba que traía la Paz, desde el corazón del universo descendió una rayo inmaterial de luz que tocaba cierta región del planeta y en ese lugar ciertos espíritus, que tenían sus consciencias totalmente perdidas por la vida del mundo, eran tocadas y ayudadas.
El pidió que se repitieran las palabras que Él dijo en la última cena. Porque, decía Él, que lo que dijo en aquel momento tiene una fuerza muy importante. Ahí pidió que se colocara la comunión en el suelo, mientras Él hacía una cruz de cenizas sobre nuestra frente, en la frente de cada uno de nosotros. Era un ceniza blanca y parecía un bautismo. Él caminaba como si fuera una persona igual que nosotros, como un pastor, con ropas bien simples.
Después de mostrar las visiones del infierno, el purgatorio y el Cielo, hizo la marca de la cruz con esa ceniza gris y blanca, muy sutil que parecía un instrumento de Él.
Mientras Él hablaba ayudaba a muchas consciencias que estaban, aquí en el campo de Casa Redención.
En un momento apareció del lado izquierdo de Él una mujer muy linda, muy suave, delicada; tenía un rostro medio oriental, con los ojos un poco rasgados y Él dijo que era María Magdalena. A su lado derecho aparecía Sor Faustina como monja. Cuando dijo que era posible la redención del alma y de los cuerpos, era porque Él había redimido los cuerpos de María Magdalena y había redimido al alma de Faustina, que son diferentes estados de la tarea que Él hace.
Luego se elevó un poco y quedó irradiando, y cuando comenzamos a cantar apareció un grupo de ángeles que ayudaba en el proceso de comunión.
Cuando los hermanos se extendieron en el piso para la consagración, Él colocaba su mano en la espalda de cada uno de ellos, irradiándolos.
Dijo que había que colocar este contacto en la página como: “Aparición extraordinaria de Jesús”.
El Cristo en un momento hacía sentir que Él era el universo y que el universo está lleno de sus hermanos, y a través de esas palabras Él transmitía una unidad perfecta con la Hermandad Blanca. Y cuando Él habló de los Hermanos Mayores de las estrellas, era como si estuviera hablando de Él mismo o de otro igual que Él; no se colocaba en una posición de gran Maestro, porque decía que son sus hermanos.


extraído de www.divinamadre.org




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