lunes, 28 de mayo de 2012

¿QUIEN ES MARÍA? - Su misión en la Tierra.


Hace poco más de dos mil años, el planeta corría el riesgo de no cumplir su Propósito. Para salvarlo, las Jerarquías programaron la venida de una Consciencia que pudiese revertir esa situación: Cristo.


Para que el Propósito fuese plenamente realizado, era necesario que viniese otro espíritu, con alta calidad vibratoria y de energía femenina,
para acompañarlo. Así fue como María ingresó en el planeta.


Esa Consciencia Femenina tenía una característica muy especial: encarnó como
esencia pura, vino directamente del Corazón, de la Voluntad y de la Mente de Dios.
Desde Su concepción y durante toda Su encarnación, fue totalmente asistida por


Ángeles y Arcángeles para poder desempeñar la tarea que vino a realizar: gestar a
Jesús y llevar adelante el proyecto de Dios para el planeta: cuidar de la humanidad.
A lo largo de toda Su vida sobre la Tierra, a través de los Ángeles y Arcángeles,
recibió impulsos que provenían directamente del Creador, y así Su Consciencia fue
siendo continuamente ampliada. Esto permitió que Ella se tornase el Canal que
sustentó y sustenta eventos cruciales para la evolución de la humanidad y del
planeta. Ella está plena de códigos celestiales, todos ellos recibidos durante Su
convivencia con Jesús.


Estamos ante un Ser que fue concebido por Dios únicamente para cuidarnos,
conducirnos, ampararnos. Es la Madre que recoge constantemente a sus hijos de
los abismos, los reúne y los llama a orar para que puedan encontrar a Cristo. La
Madre del Mundo convoca a las criaturas al estado de oración con Ella; cuando
oramos con Ella Su energía celestial nos eleva al Reino de Dios.
Durante las Apariciones de la Madre Divina tenemos la dádiva de recibir Luz
Celestial en nuestras células, y eso está disponible para todos.


Ella nos dice:
¿Que están esperando para cruzar a Mi Corazón y Consagrarse a Él? La puerta
está abierta. Yo cuento con ustedes, Mis hijos, como adultos, como almas maduras
que responden al Padre, como Yo lo hice en Nazareth. Por eso, Yo les muestro Mi
Camino, para que lo sigan y lo imiten con confianza, paz, coraje y valentía.
¿Vamos a seguir el Camino de María para poder imitarlo?




María recibió la tarea de saber lo que es Amor, en la experiencia de ser
Madre de Jesús. Al acoger plenamente la Voluntad de Dios, manifestada
a Ella por el Arcángel Gabriel, comenzó a recibir de lo Alto códigos de
Luz y Amor, además de todos los atributos divinos que necesitaría para
cumplir ese Plan de encarnación del Amor en la Tierra.
Ella gestó el hijo de Dios y, en ese momento, nació en María el Corazón de Luz.
Su corazón se unió al Corazón de Dios tornándose el receptáculo del Amor del
Creador.


Y Ella amó tanto y con tal magnitud, que fue capaz de aceptar la Voluntad del
Padre completamente, en todos los pasajes de la vida de Su Hijo, los más sublimes
y los más dolorosos. Aceptando y comprendiendo la Pasión y el Amor Mayor de
Cristo, perdonando como Él a aquellos que lo martirizaron, derrama sobre la
humanidad ese piadoso perdón.


Amor y Compasión, Ella aún manifiesta en relación a los flagelos que los hombres
continúan repitiendo con sus semejantes; el mismo perdón por las ofensas hechas
a Su Corazón; la misma Compasión para con todas nuestras desobediencias e
incomprensiones.


Por lo tanto, si María es Amor, Ella también es Perdón, y, movida por el Amor, Ella
se torna la gran Intercesora junto a la Justicia Divina. Ella es capaz de perdonar
todos los errores y faltas de la humanidad.


Con la energía del Amor y del Perdón, Ella nos lava de nuestras faltas, nos purifica,
y podemos oír en nuestro corazón: tú eres mi hijo a quien perdono porque amo.
Con la energía del Amor y del Perdón, actúa como Intercesora y se dirige al Padre:
estos son Mis Hijos amados, perdónalos.

Ella nos dice:
Muchas cuentas están grabadas en el Corazón de Dios, cuentas que son faltas de
la humanidad. Por eso Me anuncio a ustedes, para que, a través de mi Amor todo
pueda convertirse. Estoy en cada uno de ustedes, contemplando sus sufrimientos y sus alegrías. En cada momento pueden encontrarme, en cualquier situación de soledad o de
perturbación. Allí Yo siempre estaré para acogerlos y protegerlos bajo Mi Manto.



Diversos pasajes de la vida de María con Cristo y con los apóstoles
produjeron profundas ampliaciones en Su consciencia. Sus cuerpos
fueron recibiendo energías cada vez más sublimes y divinas. Ella transitó
el Camino de la Perfección, incluso habiendo encarnado en la frágil
condición femenina, para la época, en la Tierra.



Durante las Apariciones los ángeles siempre están presentes,
creando en todo el ambiente un aura de protección y resguardo,
que se transforma en silencio, paz y armonía. Todos nosotros
podemos experimentar con mayor consciencia esa dádiva que
nos es ofertada: la PROTECCIÓN DE MARÍA.


En nuestra limitada condición material, no alcanzamos a saber cuántas veces ya
fuimos defendidos, socorridos y cuidados por su espada y por su escudo protector…
Confiemos en que siempre seremos oídos y atendidos por Ella; confiemos plenamente
en las palabras que nuestra Madre nos dirige:
Yo los vigilo como una gran Madre.




Material extraido de vidaorante.org del Señales de Oracion 10º edición. (Leer el artículo completo)





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